El edil Gastón Galíndez, previo al inicio de la charla, se dirigió al público presente, afirmando: “Buscamos romper las barreras que nos impiden entender al otro, y nuestro compromiso es tener en el final de este camino una norma inclusiva que otorgue legalidad y legitimidad social a esta temática”.
Tras recibir una distinción por la labor realizada en sus 43 años de funcionamiento, las representantes de Efeta dieron comienzo al dictado. Luego de ofrecer un breve repaso sobre la historia de la institución, Alejandra Alanís se explayó sobre la metodología de aprendizaje de la lengua de señas que se aplica en personas sordas: “Los alumnos lo van adquiriendo naturalmente, a través de cinco componentes: la configuración manual, la localización, los movimientos, la direccionalidad y los componentes no manuales”, sostuvo.
Posteriormente, Alanís, mediante la utilización de videos y Power Point, propuso a los asistentes diferenciar entre determinadas terminologías que se utilizan a diario. En este aspecto, el empleo de palabras como “lenguaje de señas” o “sordomudo”, fueron desestimadas por ser incorrectos; mientras que la disertante ponderó el uso del término “lengua de señas” y “sordo” para referirse a personas con discapacidad auditiva. El espacio sirvió además para derrivar mitos como: la igualdad o similitud entre sordos e hipoacusicos, o la dudosa efectividad de la lectura labial o la escritura en el proceso de comunicación.
Finalizando el encuentro, las docentes abrieron el espacio para que los presentes comentaran sus experiencias o plantearan dudas. Quienes tomaron la palabra destacaron la posibilidad de que los organismos oficiales cuenten con un traductor y la necesidad de que también los incluyan los canales de televisión locales. Ya que, según lo afirmado por Alanís: “El acceso a la información es fundamental para todo ser humano”.