Después de este día habrá que esperar hasta el 7 de abril de 2020 para verla a una distancia parecida, a 356.907 kilómetros de la Tierra.
El 4 de enero de 1912 estuvo todavía más cerca al situarse a tan sólo 356.375 kilómetros.
La cercanía lunar también influye en las mareas vivas, como se conoce a una pleamar especialmente alta y a una bajamar más baja de lo normal. Aproximadamente cada 14 días -en luna llena o luna nueva- la luna, la Tierra y el Sol se sitúan en línea. La marea alta es entonces unos centímetros más alta de lo habitual y la marea baja algo más baja. Normalmente una marea viva de este tipo apenas llama la atención.
También la corteza terrestre se ve afectada. "La Luna tira de un lado, el Sol del otro. La Tierra se convierte un poco en una pelota de rugby", explica el astrónomo. Sin embargo, la deformación es realmente pequeña y no se esperan efectos dramáticos, como terremotos debido a la proximidad de la Luna. "Los procesos en el interior de la Tierra juegan un papel mucho más grande", agrega.
No obstante, tampoco se debe infravalorar la importancia de la Luna. "La Luna determina desde hace millones de años la vida en la Tierra". De acuerdo con el astrónomo, sin ella la Tierra giraría de manera irregular. La Luna proporciona estabilidad al eje terrestre. "Es como una especie de pastor que cuida de su gran rebaño de ovejas", agregó.