El rezo del Rosario comenzó con la exposición de la intención: “Nos ponemos bajo el manto materno de la Virgen María para confiar al Señor, por medio de su intercesión, a la humanidad entera sometida duramente a prueba durante este período de pandemia”.
En Salta, cientos de fieles participaron desde la plaza 9 de julio y por la calle España.
Cada uno de los Misterios Gloriosos se ofreció por los médicos, enfermeros y todo el personal sanitario; por los militares, fuerzas de seguridad, bomberos y voluntarios; por los sacerdotes y consagrados que han llevado los sacramentos y el consuelo cristiano a los enfermos; por los moribundos y los difuntos y sus familias; y por las personas que se encuentran necesitadas de fe y esperanza, en especial por los desempleados, los que están solos, y por los niños recién nacidos.
Antes de despedirse, el papa Francisco se dirigió en español a los santuarios de América Latina: “Me dicen que hay muchos santuarios de América Latina y quisiera dar un saludo en español: A todos ustedes, los santuarios de América Latina, veo Guadalupe, y tantos otros que están comunicados en la oración. En mi lengua materna los saludo y gracias por estar cerca de todos nosotros. Que nuestra Madre de Guadalupe nos acompañe”