Basado en el texto de la Constitución Nacional; el nuevo Código Civil y Comercial y los tratados internacionales, a los cuales la Argentina suscribe, y que coinciden en la defensa de la vida desde su concepción, Zottos sostuvo que lo adecuado de este caso sería modificar las normas constitucionales y no hacerlo por una Ley.
Cuestionó además la eventual instrumentación del aborto legal en los lugares más alejados del país, donde no existe infraestructura de salud para hacer frente a la nueva demanda; objetó que el proyecto no pasara por la comisión de hacienda porque “un aborto no es gratis” y pidió que se escuchen las voces de muchos argentinos que aún no se pudieron expresar.
“El sistema jurídico Argentino consagra y defiende la vida humana desde la concepción, por ello resulta inconstitucional el proyecto que busca la interrupción voluntaria del embarazo a simple petición”, reafirmó en el recinto.
Agregó que dentro de la Constitución Argentina hay varias normas como el artículo 29, que habla de la responsabilidad del Estado cuando se pone en peligro la vida de las personas; el artículo 33, sobre derechos implícitos, que fuera usado por la Corte Suprema de Justicia para fundamentar que el derecho a la vida es primario y fundamental, y el artículo 75 sobre convenciones internacionales que protegen la vida de la persona humana.
Citó también el artículo 19, sobre privacidad y derecho a la intimidad, que si bien fue invocado para hablar de autonomía y autodeterminación de la mujer, fija un límite que es el daño al tercero cuando se produce la concepción.
La propia Convención de los Derechos Humanos y la Convención de los Derechos del Niño, a las cuales adhiere la Argentina, expresan que la ley debe proteger a la vida desde la concepción, acotó.
Zottos puso en duda su eventual aplicación en el interior profundo del país, donde hospitales colapsados o sin infraestructura suficiente deberían dar respuesta a un pedido de aborto en cinco días. “Cómo hacemos en la Puna o en Salvador Mazza, donde comienza la Argentina?” cuestionó. “La Argentina se hizo dese el interior, no termina en la Capital, a esa gente hay que escuchar porque sufren, van a los hospitales a las 4 mañana para ser atendidas”, afirmó.
Planteó como ambivalencia que “traer una vida por fertilización asistida cueste dinero y matar otra vida sea gratuito” y concluyó sosteniendo que “siempre el derecho a la vida es fundamental”, ya que hasta el derecho a la libertad se subordina a él.