El proyecto, tanto en su tratamiento como en la votación final de Diputados, ha demostrado que no existe una voluntad unificada –de hecho hizo falta la intervención externa para torcer una votación que hasta los minutos previos a la finalización era desfavorable-.
Sin tener en cuenta este antecedente , los presidentes de los bloques mayoritarios del Senado de la Nación han manifestado su interés en forzar los tiempos del tratamiento legislativo. En la materia que nos compete esta representatividad carece de legitimidad alguna, ya que la posiciones a favor y en contra se expresaron en las principales fuerzas políticas de manera transversal.
El Senado de la Nación no puede abstraerse de esta realidad y plantear un tratamiento “express”, negandonos la oportunidad de una profunda discusión de la materia legislativa de la media sanción obtenida.
De darse un tratamiento apresurado estaremos frente a un claro retroceso democrático y estaríamos dándole la espalda a una porción importante de la sociedad Argentina.
Creo firmemente que debemos tener una mirada completa de la realidad territorial y no distraernos por un efecto social que mas allá de ser atendible y legítimo no tiene la misma base de sustentación en un país heterogéneo como el nuestro. Debemos tener presente que en muchas provincias se han manifestado masivamente posiciones que rechazan el proyecto, por lo que debemos estar a la altura de las circunstancias y retomar una mirada verdaderamente federal.