El Tribunal Oral Federal Nº 1 de Salta, presidido por el juez Mario Marcelo Juárez Almaraz junto a los vocales Marta Liliana Snopek y Federico Santiago Díaz, dio inicio el viernes al juicio seguido contra Ramón Oscar Luna por los delitos de tentativa de homicidio doblemente agravado por el vínculo y violencia de género y lesiones leves en perjuicio de dos guardias.
En la primera audiencia tuvo lugar el alegato de apertura del fiscal federal Ricardo Rafael Toranzos, del Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta. “Este grave incidente sucedió el 17 de enero de 2020, y fue protagonizado por el interno Luna, quien intentó matar a su pareja, para lo cual planificó y coordinó todos los aspectos del escenario homicida, siendo éste la habitación donde se realizaba la visita íntima, dentro del Complejo Penitenciario NOA II, en la localidad de General Güemes”, relató el fiscal.
El representante del Ministerio Público Fiscal señaló que, en su plan, Luna no sólo se habría encargado de sortear los controles y lograr llevar oculta el arma utilizada para atacar a su pareja, sino que también gestionó y aportó el dinero suficiente para cubrir los gastos de la visita, ya que la mujer reside en el departamento Rivadavia y debía realizar un viaje de más de 400 kilómetros.
“Luna tenía todo programado, tanto el asesinato de su pareja como así también quitarse la vida”, añadió a raíz de una serie de cartas que fueron halladas en la celda que el acusado ocupaba en la unidad carcelaria, donde permanece detenido desde 2018 por un delito de narcotráfico y a la espera del juicio.
Tenaz resistencia
“Esta fiscalía, a partir de la prueba reunida y traída a debate, va a establecer que Luna tenía la intención de matar a su mujer, quien, gracias a una tenaz resistencia y a la intervención de dos guardias, logró evitar el cometido buscado por el acusado”, dijo Toranzos.
El funcionario del MPF indicó que los guardias atacados sufrieron fuertes golpes, heridas y mordeduras que Luna les propinó, con el objetivo seguir con el ataque mortal hacia su pareja, a quien ya le había realizado un grave corte alrededor del cuello, por el cual debieron hacerle siete puntos de sutura.
Toranzos ratificó la calificación penal, tanto por la tentativa de femicidio y lesiones en perjuicio de los guardias, como así también resaltó el contexto de violencia de género en que se produjo el ataque. “Luna, por su patología de celopatía, tenía la convicción de que la víctima era de su propiedad, era un objeto al punto tal que al atacarla manifestó: si no sos mía no sos de nadie”, afirmó.
"Tenía la convicción de que la víctima era de su propiedad, era un objeto al punto tal que al atacarla manifestó: si no sos mía no sos de nadie”, reseñó el MPF en la audiencia.
Por su parte, el abogado Félix Arancibia, en representación de Luna, reconoció la gravedad del hecho en perjuicio de la pareja de su defendido, aunque calificó las heridas sufridas como “superficiales” en tanto estimó que “no supera el rango de lesiones leves”. Luego se refirió a una supuesta inimputabilidad de Luna, argumento que basó en una serie de juntas médicas que se realizaron en torno al caso y que al inicio admitieron esta posibilidad, aunque un informe final la descartó y ratificó que el acusado actuó a consciencia. No obstante, Arancibia insistió en que Luna es inimputable, lo que intentará probar a lo largo del debate.
La querella, a cargo de la abogada Tania Kiriaco, adhirió a los argumentos vertidos por la fiscalía, ratificó la relación preexistente entre la víctima y el acusado y resaltó el contexto de violencia de género en el que fue cometido el hecho.
El primer testimonio
Concluidos los alegatos, y ante la negativa de Luna a prestar declaración indagatoria, el tribunal dio paso a la etapa testimonial, circunstancias en que cedió el turno a la fiscalía para la presentación de los testigos de cargo. En ese orden, la primera en hacerlo fue una funcionaria del Servicio Penitenciario Federal (SPF), con revista en la unidad carcelaria donde ocurrió el hecho, quien se refirió al protocolo aplicado para las visitas, tanto de orden familiar como íntimas.
En ese sentido, la testigo explicó en detalle los permisos que se deben tramitar para las visitas, describió la disposición interna de los salones donde se realizan, como así también el sector destinado para los encuentros conyugales. Confirmó que la víctima estaba registrada como pareja de Luna, como así también confirmó que en la habitación, donde se realizan las visitas íntimas, no existe la posibilidad de abrir las puertas desde adentro, ya que solo tienen picaportes externos.
Al respecto sostuvo que, a partir de este hecho, se implementaron timbres antipánico dentro de las habitaciones, como una de las medidas que permitan el auxilio en caso de algún incidente de violencia.