En el relato de la madre de la víctima y ex pareja del acusado, la misma hizo referencia a una convivencia con episodios de violencia, producto del estado de ebriedad en el que llegaba al hogar. En el último hecho sufrido, quedó internada y el hermano de la denunciante hablo con el acusado y lo expulsó de la casa. A partir de ese momento, no supieron más del violento.

Sin embargo, tiempo después, en una conversación con la mayor de sus hijas (de 11 años) en busca de prevenirla ante posibles problemas y manifestándole que siempre confiara en ella para brindarle ayuda, la menor rompió en llanto y le contó que en una ocasión, en que quedó a cargo de su padre cuando el resto de la familia realizó un viaje a Bolivia, antes de que lo echaran de la vivienda, fue abusada por su progenitor. En vista de ello, la madre radicó la denuncia contra su ex pareja, de quien desconocía el paradero.

De las primeras diligencias, en tanto, no se logro ubicar al acusado, sin embargo se tomaron declaraciones donde se pudo saber que, el acusado mandaba al hijo menor para hacer compras con el fin de estar solo con su hija y así poder abusar de la misma. También amenazaba a la menor para que no contara nada de lo ocurrido. Asimismo, se incorporó el informe de la revisión medica por parte de especialistas del Gabinete de Medicina Legal del CIF, entre otras diligencias.

Al no poder ser hallado el acusado, la fiscal ordenó la captura internacional del mismo. Luego de mas de dos años de estar prófugo, los investigadores de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual lograron ubicar al acusado en el norte de la provincia, donde fue demorado por una disputa callejera. Una comitiva fue en busca del acusado, quien posteriormente fue imputado por la fiscal, la que le acusó de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y por las circunstancias de su realización agravado por el vinculo y abuso sexual con acceso carnal agravado por el vinculo”.

Luego, se requirió el enjuiciamiento del mismo, circunstancias en que la defensa solicitó acordar un juicio abreviado, instancia en la cual la fiscal Sodero acordó una pena de 12 años de prisión de ejecución efectiva para el acusado por los delitos imputados. En una audiencia realizada la semana pasada, el padre abusador reconoció su culpabilidad ante el juez, Pablo Farah de la Sala III del Tribunal de Juicio y quedó condenado.