Del decreto de imputación, surgió que el acusado abusó sexualmente de la víctima, por lo que aprovechó su estado de vulnerabilidad e indefensión por su edad y por tener un arma blanca, la que también utilizó para apropiarse ilegítimamente de dinero de la mujer, a quien también causó lesiones.
La intervención del fiscal penal Gómez Amado, inició con un informe policial del destacamento de Río Piedras del 29 de noviembre, tras una denuncia que puso en conocimiento que la mujer habría sido víctima de un robo en su casa y que el agresor podría continuar en el lugar.
Al llegar el personal policial, corroboró que la víctima presentaba lesiones de consideración en distintas partes del cuerpo, en especial en la cara, a la vez que tenía manchas de sangre en las prendas de vestir. La mujer, en estado de shock, solo pudo señalar hacia el patio del inmueble, pero el agresor ya había escapado.
Posteriormente, la víctima pudo relatar que un hombre ingresó a su casa y la sorprendió cuando dormía. Sostuvo que el agresor tenía un trapo en la cabeza, por lo que no pudo ver su rostro y que le propinó golpes en el cuerpo, a la vez que la amenazó de muerte con un cuchillo si no le entregaba todo el dinero. Tras esto, relató que el agresor la sometió sexualmente y se fue.
Los efectivos policiales le preguntaron con quién residía en el inmueble y la víctima expresó que por el momento estaba sola, pero que tenía dos inquilinos: uno al costado de su casa y otro, en el sector del fondo.
Al llamar a la puerta del inquilino del lado, abrió un hombre que sostuvo que “no vio ni escuchó nada”. Sin embargo, a simple vista se evidenciada su estado de ebriedad o efectos de alguna sustancia estupefaciente, la cara colorada y hematomas en el cuello.
Cuando insistieron si había visto o escuchado algo que le llamara la atención, el imputado se puso nervioso y dijo que se había quedado dormido, que no sabía nada y que había estado bebiendo cerveza junto a un amigo.
En ese momento, la víctima llamó a su teléfono celular robado, en el marco de los hechos denunciados y el tono de llamada que reconoció, provino desde la casa que alquilaba al imputado.