El juez ordenó que el imputado continúe detenido y que se le practique examen medico y extracción de muestra de ADN para su incorporación al Banco de Datos Genéticos, previa asignación del DUIG por el Registro provincial de condenados vinculados a delitos contra las personas y contra la integridad sexual.
A. R. Y. fue condenado por abusar de su hijastra. La damnificada M. T. V. F. contó que, cuando ella tenía siete años de edad su madre quedó viuda y, dos años después, comenzó una relación con el imputado, quien se fue a vivir con ellas. Relató que los tocamientos impúdicos comenzaron cuando ella tenía nueve años, que el imputado la controlaba todo el tiempo y que no la dejaba salir sola ni tener amigos. También contó que le regalaba celulares para tenerla controlada y para que no contara lo que le hacía. Y además, para enviarle fotos de él desnudo.
La denunciante precisó que recién en mayo de 2015 pudo contarle a su hermano L. V. F. acerca de los abusos que estaba padeciendo y que él la acompañó a la comisaría, pero los policías no quisieron tomarle la denuncia porque era menor de edad. Ante la insistencia de su hermano, le tramitaron una exposición. Luego regresaron a su casa y L. V. F. enfrentó al imputado, exigiéndole que se fuera de la vivienda familiar. Así lo hizo, pero a los dos meses A. R. Y. comenzó a frecuentar la casa y, finalmente, se quedó a vivir nuevamente allí. “Y volvió a manosearme y a controlarme como antes”, agregó la damnificada.
La joven continuó relatando que el 23 de noviembre de 2016 su padrastro la llevó a la universidad. “Desde que comencé la carrera me llevaba y me traía en auto. Incuso me llegó a acompañar hasta el aula”, precisó. Ese día, la damnificada intentó huir del imputado y se escondió en uno de los edificios de la universidad. Contó que había decidido no regresar a su casa e irse a vivir con su hermano. Cuando el personal de seguridad la encontró, la joven sufrió una crisis de nervios y llanto y contó la razón por la cual se escondía de su padrastro. Inmediatamente las autoridades se comunicaron con la Defensora Oficial, quien la asesoró para que presentara la denuncia.