Tres hombres y una mujer quedaron imputados e imputada el viernes pasado por el delito de transporte de estupefacientes, calificación que fue requerida por el fiscal federal Ricardo Toranzos en el marco de las audiencias de formalización de la investigación penal realizadas ante el Juzgado Federal de Garantías N° 2.
Los hechos que dieron origen a los casos se registraron entre el jueves y el viernes pasado en las localidades de Cafayate y El Naranjo, respectivamente, según lo informado desde el Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta, a cargo del fiscal Toranzos.
En las audiencias realizadas por ambos casos, ante la jueza federal subrogante Mariela Giménez, la fiscalía explicó los hechos y solicitó, además de las imputaciones penales, que se dicte la prisión preventiva para las cuatro personas acusadas. La magistrada receptó el requerimiento y también autorizó el plazo de investigación y la realización de los peritajes pendientes.
El fiscal había fundado la prisión preventiva en función de la gravedad de los hechos registrados -por la cantidad de la droga secuestrada y el grave daño a la salud pública que había causado su comercialización- y el riesgo de fuga y el entorpecimiento procesal que los acusados podrían causar al quedar en libertad provisoria, ya que aún resta determinar la responsabilidad de otros implicados.
En Cafayate
Según lo expuesto por el fiscal Toranzos, el primer caso dio inicio el jueves 13 de mayo, cuando personal del Escuadrón 45 de la Gendarmería Nacional llevaba adelante un control vehicular de rutina sobre la ruta 68, a 8 kilómetros de la ciudad de Cafayate, en el oeste de la provincia.
Alrededor de las 12.20, los gendarmes detuvieron una camioneta Mitsubishi, modelo L200 Triton, conducida por Douglas Mario Martínez Ciprian, un joven de 27 años de la provincia de Córdoba, quien llevaba como acompañante a Maité Flores Chavarría, domiciliada en San Luis.
El conductor presentó la documentación del vehículo e informó que se dirigían a la localidad de La Toma, en San Luis, sin que hasta ese momento surgieran sospechas, ya que la verificación de sus datos personales y del rodado no presentaban anomalías.
Sin embargo, al revisar el vehículo el personal de la Gendarmería percibió un fuerte olor a combustible, lo cual les generó sospechas, puesto que el 8 de mayo pasado, en un procedimiento similar en Joaquín V. González, se secuestraron más de 23 kilos de cocaína oculta en el tanque de combustible.
Tras la consulta judicial del caso, el auxiliar fiscal Facundo Mirabella, bajo la dirección del fiscal Toranzos, dispuso el traslado del rodado a la base de Cafayate, de esa fuerza, a fin de realizar una requisa más profunda ante la presencia de testigos.
En ese marco, primero se intentó utilizar un boroscopio a fin de visualizar si dentro del tanque había algún paquete, pero el brazo del aparato, en cuyo extremo tiene una cámara, no pudo avanzar por el interior del compartimento.
El tanque de combustible de la Toyota estaba cargado al 20 por ciento de su capacidad y su interior estaba dividido para alojar los 40 paquetes rectangulares con más de 42 kilos de cocaína.
Por esa razón, se extrajo el tanque y se vació su combustible, medida que permitió advertir que solo iba cargado con un 20 por ciento de su capacidad. Los efectivos se percataron que un sector estaba recubierto con masilla.
El material estaba pintado del mismo color del tanque, en una maniobra para evitar que debajo se había realizado una abertura, de la cual los gendarmes extrajeron 40 paquetes rectangulares, equivalentes a un total de 42.770 kilogramos de cocaína.
En las puertas traseras
Al otro día, a la 1.22, sobre la ruta 34, a la altura del puesto fijo El Naranjo, en Rosario de la Frontera, personal de la misma fuerza detuvo una camioneta VW Amarok que se dirigía en dirección a esa localidad, en el sur de la provincia.
Respecto a este caso, el auxiliar fiscal Mirabella explicó en la audiencia de formalización que el vehículo era conducido por Pablo Flores, quien llevaba como acompañante a su primo Roberto Flores, ambos de 28 años y domiciliados en un barrio de la zona sur de la capital de Salta, desde donde habían iniciada el trayecto.
Durante el control, y a partir de lo sucedido en otros casos ocurridos en esa jurisdicción, los gendarmes pusieron mayor énfasis en la requisa al percibir que del vehículo emanaba un fuerte olor a pegamento y grasa, por lo que se verificó a fondo la posible existencia de drogas en el rodado.
Ante la presencia de testigos, se percataron que los tornillos de los paneles de las puertas traseras, de ambos lados, presentaban signos de haber sido removidos recientemente, por lo que al prestar mayor atención se percibió la existencia de paquetes rectangulares en su interior.
De ambas puertas, se extrajeron siete paquetes embadurnados con pegamento y grasa, que contenían un total de 7,800 kilogramos de cocaína. Con intervención de la fiscalía, se realizó el secuestro de tres teléfonos celulares, documentación del rodado y poco más de 55 mil pesos en poder de ambos jóvenes, quienes se abstuvieron de prestar declaración.