La jueza de Revisión Mariana Catalano hizo lugar el lunes pasado al pedido de juicio presentado en una audiencia de control de acusación por el fiscal general Eduardo José Villalba respecto de Sebastián Policarpio Flores, un recluso de la Unidad Carcelaria N°3, de Orán, acusado de liderar una organización de narcotráfico.
Previamente, el fiscal y la Defensa Pública, en representación de cinco personas imputadas de integrar dicha organización -bajo distintas calificaciones- formalizaron ante la misma jueza un acuerdo pleno que derivó en condenas de 2 años y medio a 6 años de prisión.
Respecto a Flores, el fiscal Villalba ratificó la acusación en vista de la gravedad de la conducta delictiva. Desde su lugar de encierro y aprovechándose de personas de extrema vulnerabilidad, en especial mujeres, el imputado las utilizaba para el traslado de la droga de Orán a distintas bocas de expendios en Salta capital.
En su exposición, el fiscal sostuvo que la imputación contra Flores, en calidad de autor del delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes, surge “no de un procedimiento casual, sino de una investigación que demandó un año y estuvo a cargo de la PROCUNAR NOA”.
Villalba señaló a Flores como “jefe” de la organización que puso en marcha distintas operaciones de transporte de estupefacientes desde su celda. Explicó que la pareja del imputado, Gisella Marisol Diego, era el “brazo ejecutor” fuera de la unidad carcelaria.
Resaltó que Flores, quien cumple una pena de 4 años y 6 meses de prisión por tenencia de estupefacientes impuesta por la justicia provincial, no sólo dirigía los movimientos para el traslado de la droga, sino también “operaba” para adquirirla desde Bolivia.
Desde la cárcel
El fiscal precisó que la investigación se inició en el marco de la tarea conjunta que promueve el Código Procesal Penal Federal con las fiscalías provinciales, en este caso con la Unidad Fiscal de Narcocriminalidad de Salta, que ya contaba con distintos reportes respecto a los “movimientos” de Flores.
Luego, y ya bajo la dirección de la PROCUNAR NOA, se pusieron en marcha distintos medios de pruebas que no sólo confirmaron la sospecha de que Flores, desde el penal de Orán, dirigía el tráfico de drogas y también se identificó al resto de las personas involucradas en esta actividad.
Para ello, se dispusieron numerosas intervenciones telefónicas, a través de las cuales se determinó que “Flores, desde la cárcel, gestionaba la adquisición de cocaína, coordinaba su acopio y daba instrucciones a Diego para lograr el transporte a Salta”.
Al describir la modalidad delictiva, el fiscal indicó que Flores dialogaba con su pareja, Diego, a quien le detallaba todas las gestiones que debía realizar, tanto para la obtención de la droga desde Bolivia como para su traslado a Salta. Incluso se detectaron llamados del mismo recluso a otros integrantes de la organización.
Para el traslado de la droga desde Orán a Salta y en plena pandemia, el acusado había implementado un sistema que se valía de mujeres, por lo general en estado de vulnerabilidad, que eran captadas por Diego, quien también tenía a cargo la obtención de permisos de circulación para aquellas mujeres.
Tras adosar la droga a distintas partes del cuerpo de las mujeres captadas, Diego, bajo la dirección de Flores, coordinaba los viajes en remises, por lo general, bajo la modalidad de posta hasta llegar a la capital de Salta.
Secuestros
Con la asistencia de la auxiliar fiscal Mariana Gamba Cremaschi, el fiscal Villalba describió el secuestro de un total de 7,5 kilos de cocaína, producto de operaciones de tráfico orquestadas por Flores desde su calabozo.
La droga, explicó, fue incautada en distintos procedimientos, entre ellos el registrado el 16 de octubre de 2020 en un control realizado por efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria en el acceso a la capital salteña.
La droga, en este caso, 1 kilo y medio, iba adosada en el cuerpo de dos mujeres, quienes viajaban en un remise con permisos de circulación tramitados por Diego, quien, bajo las órdenes de Flores, le había provisto la cocaína en Orán, señaló el representante del MPF.
Ese mismo día, y como parte de las medidas solicitadas por la fiscalía para desarticular la organización, se logró el secuestro de otros 5,375 kilogramos de cocaína y 140 gramos de marihuana, droga que fue incautada en un allanamiento realizado en una vivienda donde la organización acopiaba el producto.
En la casa de Diego, en tanto, se encontraron otros 800 gramos de cocaína, mientras que otros 40 gramos más fueron hallados en la casa de otro integrante de la organización, ubicada en el barrio Jaime Dávalos, en la capital de Salta.
Por último, el fiscal le imputó a Flores su responsabilidad en el secuestro de otros 260 gramos de cocaína. La droga fue secuestrada en un procedimiento realizado por efectivos de Gendarmería Nacional en la localidad jujeña de Chalicán.
Pena estimada
Descripta la acusación, la cual fue aceptada por la jueza, la fiscalía y la defensa presentaron las pruebas que llevarán a juicio a fin de probar sus respectivas hipótesis. Cada parte propuso piezas documentales, testimoniales y otras pruebas que serán analizadas en el debate.
Sin que se haya registrado objeciones insalvables en este tramo de la audiencia, finalmente, el fiscal estimó la pena requerida para Flores en 10 años de prisión por el delito de transporte de estupefacientes agravado, calificación que fue aceptada por la jueza, quien de esta manera dispuso que el caso avance a juicio.