La iniciativa surge a partir de haberse detectado que vinos identificados con Salta, son producidos con uvas cosechadas en otras regiones y no son debidamente identificado en la etiqueta.
Uno de los autores del proyecto, el diputado Sebastián Casimiro, expresó tres fundamentos, el primero es defender la fuente de trabajo genuino de las personas de los Valles Calchaquíes, que ven reducir los puestos laborales debido a la decisión de las bodegas de traer uvas de otras provincias o directamente el vino para envasar.
El segundo argumento refiere a la necesidad de mantener el prestigio de los vinos salteños y proteger a los viñateros locales, especialmente a las bodegas más chicas.
Finalmente señaló la necesidad de defender al Consumidor, ya que se ofrecen vinos en el mercado mencionando solo el nombre de la embotelladora, no así su origen. Cuando un consumidor, lee en la etiqueta de identificación del vino la denominación de lugares salteños, lo compra en la convicción de que se trata de un producto tradicional de Cafayate de Valle Calchaquí Salteño. Esto las bodegas sortean esta situación al poner en la etiqueta: “Producto de origen argentino”, sin especificar la región.
Fue aprobado en forma unánime y pasó al senado en revisión.