Al son de los sikus, las quenas y los bombos y portando sus misachicos, los 200 peregrinos de Nazareno e Iruya arribaron este miércoles a Salta para participar de la procesión del Milagro.
Emoción fue el sentimiento que prevaleció a lo largo del último tramo del trayecto, de unos 500 km. con el aplauso cerrado de los vecinos, que salieron a las veredas a darles su aliento y también agua, alimentos, frutas y golosinas.
Pese al cansancio, la llegada a la catedral encontró a los peregrinos con renovadas energías y una fe transparente, honesta y hasta inocente, que por un año más pudo cumplir con su objetivo de estar a los pies del Señor y de la Virgen del Milagro.
Del mismo modo, a lo largo de la jornada se repartieron las emociones con la llegada de casi 30.000 peregrinos de distintos puntos de la Provincia.